El ejército de Israel sigue atacando civiles en la Franja de Gaza, esta vez bombardearon una iglesia donde se refugiaban casi medio millar de personas incluyendo mujeres y niños, informaron fuentes oficiales.
Tras el ataque, al menos 18 palestinos cristianos murieron, informaron fuentes oficiales.
“Un ataque aéreo israelí esta noche tuvo como objetivo la iglesia ortodoxa de San Porfirio en el barrio de Al Zaytoun en la ciudad de Gaza”, informó la agencia oficial de noticias palestina, Wafa.
El Ministerio de Sanidad de la Franja de Gaza, controlada de facto por Hamás, aseguró que el ataque dejó “18 víctimas (mortales) de familias cristianas palestinas”.
Issa Mousleh, portavoz del Patriarcado Griego Ortodoxo, confirmó que al menos 16 personas murieron por el impacto de los proyectiles israelíes, pero no descartó que la cifra sea mayor pues “muchas de las cerca de 450 personas que albergaba la iglesia se encuentran bajo los escombros, y no hay herramientas eficaces en el lugar para sacarlas rápidamente”. Hasta el momento se desconoce el número preciso de heridos.
El Ejército de Israel reconoció que sus aviones de combate atacaron un centro de comando y control perteneciente al grupo islamista Hamás en Gaza, y como resultado de ello, “una pared de una iglesia en la zona del centro resultó dañada”.
“Estamos al tanto de los informes sobre víctimas. El incidente está bajo revisión”, puntualizó un portavoz castrense, al subrayar que “la Iglesia no fue el objetivo del ataque”.
El Patriarcado Griego Ortodoxo de Jerusalén condenó el bombardeo israelí, asegurando que “atacar a las iglesias y sus instituciones, junto con los refugios que proporcionan para proteger a ciudadanos inocentes, especialmente niños y mujeres que han perdido sus hogares” debido al actual conflicto entre Israel y Hamás, “constituye un crimen de guerra“.
El Ejército israelí justifica sus ataques sobre viviendas, templos, escuelas y otras estructuras civiles en Gaza, argumentando que Hamás instala sus recursos militares en zonas civiles y utiliza a los residentes como “escudos humanos”.