MEXICO. Las señales sobre el rescate a Pemex en el último año del presidente Andrés Manuel López Obrador son confusas: el gobierno apostará de nueva cuenta una gran cantidad de recursos –con una inyección de 170,000 millones de pesos– y reducirá su carga fiscal –al bajar el Derecho de Utilidad Compartida a un mínimo histórico de 35%–, pero no hará ningún cambio en el manejo de la compañía y su plan de negocios no sufrirá ninguna modificación. Los analistas no auguran un escenario distinto al visto en los últimos años en la petrolera. El rescate a Pemex, entonces, solo seguirá en el discurso.
La petrolera estatal recibirá el año siguiente un presupuesto de 456,021 millones de pesos, el más bajo del sexenio. Con un recorte principalmente en la filia de exploración y producción –su negocio más rentable–, una disminución de 49% en sus inversiones y un recorte de 48% en lo referente al mantenimiento, el área que le ha costado una rebaja en su calificación y con ello, un mayor costo para acceder a los mercados.
La inyección de 145,000 millones de pesos que recibirá exclusivamente para sus amortizaciones de deuda y la baja en la carga fiscal serán suficientes para cubrir con los vencimientos que tiene la petrolera este año, pero el efecto será limitado y la deuda no bajará como se ha prometido. El primer gobierno morenista podría terminar sin cumplir esta promesa.
ENTÉRATE
Pemex tendría entonces los recursos suficientes para cumplir con las obligaciones que tiene con sus tenedores y así evitar el impago.