VA EL TREN MAYA, A TODA MÁQUINA…

NACIONAL.- El Tren Maya es un enorme pastel que está repartiendo rebanadas a empresas del Estado y éstas, a su vez, a empresas privadas.

Hace unos días, se reveló que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) otorgó un contrato por un monto de 825 millones 894 mil 858 pesos, a un par de empresas, para la electrificación del Tren Maya, en su Tramo Tres, de Izamal a Valladolid, en Yucatán. La cifra representa una buena tajada de este pastel que es el presupuesto de una de las obras insignia del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

Dicho contrato –otorgado a las empresas Control y Montajes Industriales de México S.A. de C.V. e Iberoamericana de Hidrocarburos S.A. de C.V.–, fue concursado en la modalidad de invitación restringida a cinco compañías, de acuerdo a documentos oficiales revisados por Grupo Cantón.

Tal vez habrá sorpresas, al saber quiénes son los dueños de estas empresas, pues se están realizando investigaciones periodísticas para conocer la reputación de ambas factorías, toda vez que son prácticamente desconocidas para la opinión pública.

Algunos medios criticaron el contrato, sobre todo porque inicialmente Fonatur Tren Maya adjudicó de manera directa –el 11 de octubre del año pasado–, un contrato a la CFE por 6 mil 30 millones de pesos, por el concepto de “servicios para el gerenciamiento del proyecto de desarrollo de la infraestructura necesaria para la electrificación y conexión a la Red Nacional de Transmisión (RNT)”.

Al ser un contrato cuantioso, empezaron las suspicacias, sobre todo porque a su vez la CFE signó el convenio mencionado a las empresas citadas líneas arriba –el 0035-IRC O N – 0 0 0 2 – 2 0 2 2 – , p o r u n monto de 825 millones 894 mil 858 pesos.

Pero no hay nada ilegal en esto, pues se trata de un contrato de gerenciamiento, y la CFE está facultada para subcontratar a empresas privadas para realizar algunos trabajos, tal y como sucederá con Control y Montajes Industriales de México S.A. de C.V. e Iberoamericana de Hidrocarburos S.A. de C.V., pese a que no son tan conocidas como otras del mismo rubro.

Y es que, al tratarse de uno de los contratos más grandes adjudicados para la obra del Tren Maya, se generaron dudas, pero todo está dentro de la normatividad vigente.

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