Sin importar que los lujosos departamentos del “Country Olas” cuestan, el más “austero”, más de 3 millones 250 mil pesos en pago de contado y más de 5 millones en parcialidades, con mensualidades 106 mil pesos, sus clientes son obligados a guardar silencio de los costos del inmueble.
De acuerdo a la copia de un contrato otorgado por un cliente del “Country Olas”, quien pidió el anonimato, en el contrato particular que ni siquiera fue avalado por un Notario Público, se le prohíbe dar detalles de la compraventa del departamento.
Dejando entrever la ejecución de un futuro fraude por parte de los socios del “Country Olas”, Luis Augusto García Santinelli y Luis Augusto García Rosado, no sólo han triangulado la compraventa del edificio entre sus empresas familiares, también hicieron contratos alevosos con desventajas para sus clientes.
Según dicho contrato, en el párrafo vigésimo sexto, el vendedor del inmueble (Edificios y Torres Laguna S.A. de C.V.) se especifica que el comprador no puede divulgar la información contenida en el contrato, especialmente a futuros compradores o propietarios, pues podría afectar los intereses del “Country Olas” si se ventilan los términos económicos y plazos de pago.
Ante tal cláusula, por demás sospechosa, el cliente considera que el contrato se ha redactado con alevosía y ventaja y deja indefensos a los compradores que fácilmente pueden ser defraudados, máxime cuando el conjunto inmobiliario ya no pertenece a la empresa que les vendió.
Y es que, “Edificios y Torres Laguna”, empresa que vendió los departamentos en el 2014, rescindió el contrato con “Súper Materiales del Golfo” en el 2015, quien volvió a ser dueña del “Country Olas”, sólo por un año, pues ya en el 2016 vendió todo a “Inmobiliaria Pirixal Sociedad Anónima Promotora de Inversión de Capital Variable”.
Es decir, la empresa que comercializó los condominios y a la que dieron enganches millonarios ya dejó de ser la dueña desde el 2015 y el “Country Olas” pertenece a otra empresa creada por los García Santinelli, formando así una perversa estrategia fraudulenta y evasora de impuestos.
El enfadado cliente del “Country Olas” consideró que la cláusula de “estricta confidencialidad” que se firma en el contrato es un retorcido plan con maña de los dueños para embaucar a más personas y no conozcan detalles sobre los exorbitantes costos de los departamentos.
Finalmente, el decepcionado cliente, exhortó a futuros compradores de condominios en el “Country Olas” a leer muy bien el contrato y no dejarse sorprender, pues llama la atención el hecho de que el edificio ni siquiera está dado de alta en el Registro Público de la Propiedad y el Comercio.
El contrato particular ni siquiera es avalado por un Notario Público.