Sin duda, el fallecimiento de un grande de la fiesta brava siempre deja esa sensación de nostalgia de cuando estuvo en la entidad demostrando su arte y valentía, y Miguel Espinosa “Armillita”, fue de los consentidos en Tabasco, y sus ocho visitas al estado, en su mejor época lo confirman.
El torero contaba con 58 años de edad y según las primeras informaciones sufrió un paro cardiaco.
"Armillita" se significó siempre por ser un torero artista y de los que mejor toreaba al natural.
A mediados de la primera década de este siglo se retiró de los ruedos en Aguscalientes, después de haber formado parte de una época dorada en el toreo moderno.
Nadie como la memoria intacta de don Mariano Aguado para recordar fielmente cada uno de los momentos de Miguel en la Monumental Villahermosa, esa que hoy es un monumento al olvido y abandono, a la cerrazón y a la ambición por encima del deporte.
Sin embargo, don Mariano nos recrea ese gran momento en la feria de 1990, “Todavía recuerdo ese cartel, estaban Manolo Martínez, Antonio Lomelí y Miguel Espinosa 'Armillita' con toros de los Hermanos Huerta, fue en ese día cuando Miguel ofreció un toro a Guillermo Salceda 'Trompito'”, cuenta el indiscutible juez de plaza.
“Es que Trompito había trabajado con el papá de los Armillita en los Chichimeco, Aguascalientes y desde ahí conoció a Miguel, claro que al verlo en Tabasco, de inmediato el matador le brindó uno de los toros de esa corrida, que fue sensacional por cierto”, relata don Mariano con pasión.
Su clase y talento con la muleta y el capote, lo hicieron estar en Tabasco en varios festejos de Feria, “Fueron ocho las veces que vino a Tabasco, era un artista con mucho temple que en los 90's tuvo su mejor época, y que la última vez que vino al estado fue en 2004, cuando los empresarios eran los hermanos Abreu, y bueno, es lamentable su partida”, expresa.
Se convierte en leyenda
Para el juvenil matador de toros, Adrián Hernández, la partida es triste para los amantes de la fiesta brava, “La muerte es parte de nuestra profesión y cada que toreamos “coqueteamos” con ella, y creo que el maestro Miguel se ha convertido una Leyenda”.
“Recuerdo haberlo visto torear de muy pequeño, pero lo vi en varios videos y programas de televisión y creéme que lo que transmitía en los tendidos era muy intenso, y era de esos toreros que caía bien a la gente”.
“Creo que a pesar de que la fiesta brava ha tenido una evolución social, este tipo de figuras son las que se quedan gravadas en la memoria y que, sin importar la edad que se tenga, son de esas personalidades que te agrada ir a ver a las plazas”, agregó.
