Las casas coloniales de su Centro Histórico están vestidas de color pastel, su mar presume un verde intenso, y por si fuera poco, el traje típico de su famoso carnaval es de un reluciente amarillo. Una gran paleta de colores hipnotiza a quienes visitan Recife.
Conocida como la Venecia de Brasil, debido a los canales y puentes que se extienden sobre los ríos Capibaribe y el Beberibe, esta atractiva ciudad al noreste de Brasil, que también es acariciada por las aguas del Atlántico, también se distingue por preservar sus tradiciones.
Prueba de ello es que aquí el carnaval va más allá de un festejo anual que ocurre en febrero o marzo; sucede que, a lo largo del año, los lugareños buscan cualquier pretexto para celebrar, bailar, y mostrar que son dignos representantes de la algarabía brasileña.
Basta con caminar por alguna de las plazas de la ciudad, como Praça Rio Branco, para comprobarlo, y ahí escuchar, gracias a artistas callejeros, los acordes del frevo, ese ritmo musical acelerado que se ejecuta copiosamente durante el carnaval. Con algo de suerte, alguno de estos artistas, ataviados de ese amarillo tan carnavalesco, muestra a los viajeros cómo vibrar con ese baile al tiempo que giran un paraguas multicolor.
La travesía continúa
También vale la pena recorrer la Rua da Aurora. Everaldo Lima Júnior, guía de turistas, cuenta que en el siglo 19 varias de las edi caciones que se encuentran en calle alojaron salas de cine, almacenes o, incluso, fueron el hogar de renombradas familias. En la actualidad estas añejas instalaciones albergan oficinas y tiendas.
Una visita a Recife debe completarse con la visita a alguna de sus playas, y una de las más famosas es Boa Viagem Beach. Justo en ese punto, los protagonistas del paisaje son el impresionante esmeralda del Atlántico así como rascacielos que alojan hoteles, cafeterías y restaurantes en los que se pueden probar algunos guisos de la gastronomía de Recife, como el caldo de sururu, una sopa preparada con mejillones, tomates, aceite de oliva y leche de coco; perfecta para curar la resaca, según los locales. Sin embargo, el ingrediente estrella de esta región es la harina de tapioca.
Si los sabores, ritmo y color de la ciudad han conquistado al viajero, entonces es momento de conocer su pasado en Recife Antigo.
La vida en el barrio
Una señora teje afuera de su casa, al tiempo que un hombre camina presuroso mientras esquiva a algunos niños que juegan futbol; estas son algunas escenas de la vida cotidiana que los viajeros observan en Recife Antigo, quizá el barrio más bohemio de la ciudad.
Los lugareños -con gran orgullo- recomiendan visitar Paço do Frevo, un centro cultural dedicado al estudio y difusión del frevo, un ritmo musical que surgió en Pernambuco, Estado cuya capital es Recife.
A unos pasos de Paço do Frevo, hay un edificio en tonos verde y salmón en el que destaca un letrero: "Teatro Mamulengo"; más que un teatro, el sitio es un restaurante en donde todos los domingos se improvisa un escenario para cualquier expresión artística.
"Más allá del futbol, a la gente les gusta recorrer los lugares y el buen comer. Al final de su travesía, quedan tan fascinados con la región que vuelven o recomiendan el lugar", dice Ana Paula Vilaça, secretaria de Turismo de Recife.
Con información de Agencia Reforma.