En menos de cuatro meses, a la señora Ana Bertha López Aguilar la vida le cambió por completo, ya que en enero de 2012 se hizo la exploración de seno teniendo un pronóstico saludable, sin embargo, en mayo, una molestia como punzadas, la perdida del apetito y una tos que no se quitaba le llevaron a realizar un nuevo exámen, escuchando esa frase que asusta a todos… ¡Tiene cáncer!.
Deportista desde muy pequeña y corredora desde hace 30 años, Ana Bertha vivió la dolorosa experiencia que hoy ha superado y que puede compartir el ser una sobreviviente.
“Cuando me dijeron tienes cáncer si lloré, dije, “¿Que pasa?”, después le pedí mucho a Dios que me quitara eso, que tenía que salir adelante porque no quería que mi familia sufriera; después, en verdad, lo tomé como una bendición, porque se acercó mucha gente a mi, mis amigos, mi familia, todos al pendiente de mi con llamadas telefónicas dándome ese ánimo y comencé a tomarlo muy positiva”, comenzó a charlar sobre el tema.
“Da miedo sobretodo cuando te dicen, tienes cáncer en cuarto grado, ya en la etapa más avanzada, que ya te pudo haber tocado un órgano, pero afortunadamente no fue así”, agrega
“Nunca oculté mu enfermedad, lo grité a los cuatro vientos para que todos oraran por mi, porque el poder de la oración es magnífico.”, dice.
Y expresó también que, “La actitud es importante, es lo que te saca adelante, cuando estaba en tratamientos, los doctores me decían, “tu sonries mucho, es de nervios”, y entonces vieron que no, yo siempre sonrio, y así contagíe a mujeres que estaban pasando por el mismo proceso, y yo les daba ánimos, y las invitaba platicar; la actitud es importante para no dejarse caer y salir adelante, porque la depresión influye más en la enfermedad para caer”.
No deja el deporte
Hoy en día, ese espíritu de lucha la mantiene con nueva esperanza de vida y pese a que el brazo derecho perdió su fuerza, ella no deja de entrenar, y le ha hasta cinco vueltas a la Deportiva , “Ya que me dieron de alta, debo de cuidar mi régimen alimenticio, comer grasas buenas, no comer harina refinada, lácteos, verduras, frutas y es como me ha funcionado”.
“Después del cáncer ya no corro tanto, distancias más cortas, de cinco o hasta 10 kilómetros solamente, porque las quimioterapias finalmente te debilitan y mis rodillas ya no son tan fuertes, pero no dejo de caminar en la deportiva, tomo clases de pilates, de zumba y yoga”.
“Hoy en día me siento súper bien porque tengo esta nueva oportunidad, soy una sobreviviente de eso (El Cáncer), como que vino una nueva misión para mi, gané muchas cosas”.