A este pequeñín no dejan de compararlo con su hermano mayor: Que si tiene el mismo aire de familia o que le faltó crecer algunos centímetros.
Aunque el 720S no es de la misma gama que el superdeportivo híbrido P1, sus prestaciones prueban que es un digno heredero del apellido McLaren.
Para ello cuenta con un arsenal de desarrollo tecnológico: Desde un nuevo V8 biturbo de 4.0 litros, que entrega 710 caballos de potencia, hasta un monocasco de fibra de carbono que le da un peso de tan sólo mil 283 kilogramos.
Esta combinación de peso y potencia convierte su acelerador en el interruptor de una nave espacial. ¿Suena exagerado? Pues no lo es: basta llevar el pedal a fondo por 2.9 segundos para alcanzar los 100 kilómetros por hora; 5 segundos más tarde se llega a los 200, y menos de 15 segundos después se viaja a ¡300 kilómetro por hora!
Para detenerse, el alerón trasero se levanta hasta 90 grados para que el McLaren desacelere desde los 200 kilómetros por hora hasta cero en menos de 5 segundos y sin superar los 120 metros.
Nuevo diseño
En el diseño, el 720S prescinde de las entradas de aire laterales con las que cuentan sus hermanos y en su lugar, integra canales ubicados en las puertas de mariposa, los cuales dirigen el aire para que el motor se enfríe.
Incluso, basta presionar el botón del modo Track para que el panel de instrumentos digital se pliegue y sea sustituido por una barra de luces que indica momento adecuado para cambiar de velocidad.
