Creo que todos en la colonia lo vieron: mi nave se estampó en la Tierra.
Resulta que hace unos días estaba en mi planeta perdiendo el tiempo y me topé, en eso que acá llaman internet, con que existía la Tierra. Una cosa llevó a la otra y terminé leyendo sobre su variedad de vegetales, frutas o hasta chiles, y con lo que me gusta co mer, no pude resistir mis ganas de probar todo eso.
¿Sabías que hay 64 variedades de chiles en el país y 200 más del tipo criollo? En fin, datos picantitos como éste llamaron mi atención, así que me puse las pilas, y en las coordenadas de mi nave puse a la Tierra como destino.
Malas y buenas noticias Mi equipo sufrió una avería, que me obligó a quedarme aquí más tiempo de lo estimado.
La mala noticia: no tengo combustible y se dañaron unas piezas que no sé dónde podré conseguir.
La buena: una familia -la misma a la que le destruí su lindo patio en mi aterrizaje forzoso- me dijo que puedo quedarme con ellos en lo que resuelvo mis problemas. La verdad es que fueron súper amables, en mi planeta dirían que les falta una tuerca por ser tan confiados, pero acá dicen que son hospitalarios.
Su única condición es que vaya a la escuela. ¿A la es-cue-la? Sí, porque dicen que como todavía soy niño es una obligación y no puedo huir de eso, así que a mis más de 4 millones de años, volveré a ser estudiante.
Tampoco está tan mal, seguro hay mucho que puedo aprenderles a los humanos.
(Con información de Agencia Reforma).
