Normalmente son las montañas, los frondosos pinos, o las flores silvestres lo que cautiva a quienes viven Vail en verano. Esta vez, criaturas muy tiernas eclipsan el paisaje.
"Inhala… exhala", repite con voz calma Holly Beavers, instructora de goat yoga. El grupo de veinteañeras intenta mantener la postura a pesar de las distracciones: alrededor hay una docena de pequeñas cabras que pastan y se suben a los tapetes. El mantra "Om…" es reemplazado por la efusiva interjección: ¡Aww!".
Hacer yoga con cabras enanas se ha puesto de moda en Estados Unidos, y este verano la práctica se estrenó en Vail, sumándose a actividades clásicas de la temporada como ciclismo o campismo.
Contacto natural
Las cabras en el yoga, dice Holly, aportan la sensación de estar más en contacto con la naturaleza, son muy tiernas, amigables y nada peligrosas. Tras varias posturas, Holly regala algunos minutos para jugar con ellas y abrazarlas.
"Nunca había hecho yoga antes, pero me pareció que las cabras eran muy tiernas", cuenta Ashley, una viajera texana que visita Colorado por segunda vez, y mostró interés en hacer algo diferente.
Esta misma inquietud lleva a muchos viajeros hasta los senderos de Shrine Pass, un área situada a 25 minutos del pueblito de Vail y a poco más de 3 mil 300 metros sobre el nivel del mar. Aquí, las caminatas se hacen en compañía de llamas que tienen una misión: atraer a los visitantes a la naturaleza.
Muchas personas llegan en busca de la foto, confiesa Donny Shefchik, guía del recorrido. El equipo aprovecha esta curiosidad y busca contagiar a las personas su amor las maravillas de la Tierra.
El trayecto está lleno de coloridas flores y pequeños riachuelos de agua cristalina, que proviene del deshielo de las montañas.
(Con información de Agencia Reforma).
