Analine Cedillo
Agencia Reforma
El Pirineo, cuya silueta nevada se dibuja en el horizonte, ejerce su influencia sobre los vinos que nacen en el Somontano, y custodia los recorridos enoturísticos por esta Denominación de Origen española. Situada en el corazón de la provincia de Huesca, a unas dos horas en auto de Barcelona y a poco más de cuatro horas de Madrid, la región seduce a los visitantes con experiencias frescas y alternativas a lo que sucede en regiones más conocidas como La Rioja o Ribera del Duero.
La ruta del vino del Somontano -visitada por unas 70 mil personas al año- está protagonizada por bodegas con historia y personalidad propia: está desde el proyecto familiar que presume más de un siglo de tradición pasando por la que tiene su acento puesto en el arte contemporáneo, hasta la que destaca por su arquitectura y tecnología de vanguardia.
Ruta de viñedos Barbastro, la capital del Somontano, es el punto de partida para recorrer los viñedos donde se cultivan uvas autóctonas, como la Moristel y Parraleta, y otras de fama internacional como la Merlot, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Chardonnay o Gewürztraminer.
Por supuesto, aquí el enoturismo va más allá de visitar bodegas. Las catas guiadas por profesionales y los andares por las salas de producción o viñedos, se maridan con visitas a encantadoras villas medievales, entre ellas Alquézar y la práctica de actividades de aventura, como senderismo o cañonismo en la Sierra de Guara.
No faltan los festines en restaurantes e incluso un poco de turismo religioso en el Santuario de Torreciudad.
A la treintena de bodegas que agrupa esta denominación, las une un producto sano que se traduce en vinos con una excelente relación de calidad y precio, considera el presi-dente del Consejo regulador de la D.O. Somontano, Mariano Beroz.
Así que durante la visita, el tomar buenos vinos y llevar grandes recuerdos a casa está garantizado. Algunos de los vinos de Somontano ya llegan a México, pero para conocerlos desde la raíz y sumergirse a detalle en sus procesos de producción, es justo entregarse a los placeres de la montaña.
Experiencias para catar
Tan pronto se llega al Somontano, la Denominación de Origen más joven de España, los sentidos comienzan a ponerse a tono para recorrer la ruta del vino: la vista reconoce viñedos en el paisaje, el olfato se agudiza en busca de memorias, y el gusto se anima ante las posibilidades gastronómicas.
Parte del encanto de esta ruta es la cercanía entre sus bodegas y los restaurantes, tiendas de ingredientes locales, villas medievales e iglesias. Lo usual es hospedarse en la ciudad de Barbastro, capital de la comarca del Somontano, y desde ahí emprender recorridos de ida y vuelta.
Para abrir boca, la sugerencia es ir al municipio de Salas Bajas, a 15 minutos en auto de Barbastro, y comer en L'Usella. En los últimos meses ha ganado prestigio por su menú de autor maridado con los vinos y cervezas.