Pese a que se intenta una ligera mejoría en lo deportivo, el Estadio del “Centenario del 27 de febrero de 1968”, casa de los Olmecas de Tabasco, no rebasa ni los 300 aficionados en promedio por juego, haciendo que el esfuerzo de los jugadores no sea imán suficiente para atraer la atención de la sociedad en general.
Por si fuera poco, la pantalla del estadio tampoco está funcionando, y algunos patrocinadores al parecer han retirado su apoyo al equipo ante la racha negativa del conjunto que los ubica en el penúltimo lugar del standing de la Zona Sur, pues las bardas de los jardines lucen vacías en verde, situación que decepciona al aficionado que prefiere ver el juego por televisión que lo pasan en vivo, otro gran desacierto para la taquilla.
Además, al menos en el juego de este miércoles, no estuvieron las bellas edecanes que regalan souvenirs a la afición o que al menos, deleitan la pupila a los caballeros, mientras que la mascota, hacía grandes esfuerzos por llamar la atención de quienes estaban en el inmueble.
Y es que esta triste situación va más allá de la desidia y falta de interés por atraer al aficionado al parque, pues, la directiva se ha quedado con promociones ochenteras que ya no son atractivas para los amantes de los eventos deportivos que buscan más allá de el espectáculo en el campo, ese plus que haga la pena la desvelada.
Olmecas juega solo, con muy pocos aficionados que a veces no pueden ver el juego ante la increíble cantidad de venteros que pasan frente a ellos tratando de ofrecer su producto, mientras que el inmueble trabaja con un costo de operatividad que sólo deja dudas y crea especulaciones, y en donde hasta los del sonido local crean confusión al hablar cuando la música aún está sonando.
¿Otra vez la Cerveza?
Por otra parte, personas cercanas al personal que trabaja en el inmueble, señalaron que un personaje de nombre Gildardo García, aprovechando la confianza de la directiva como operador del estadio, se ha tomado mayores atribuciones a las de su cargo, teniendo incluso amenazado al personal y hasta a los vendedores ambulantes, y hasta llega a pedir cerveza para consumo interno, “A nombre de los directivos”.
Dicha situación tiene a los trabajadores en el temor de no poder hacer decirle directamente a los directivos ante el riesgo de perder su trabajo, ya que es mucha la libertad de operación que se le ha dado a este personaje en el parque de béisbol… ¿Será cierto?